Mensaje del fundador
Hace ya muchos años
Era yo apenas un muchacho, y cuando iba de camino a la Prepa me detenía a comprar en una tiendita que se abrió a unas cuadras de mi casa. Con el tiempo empecé a hacer amistad con el que atendía la tienda y era un señor Israelita que apenas hablaba poco español, así que entre inglés y español nos comunicábamos.
Era una tienda de abarrotes. Tenía un poco de verdura, de latería, refrescos, cigarros y otras cosas.
Me platicó que venía de Israel y que lo había recibido la comunidad Israelita (yo vivía en la colonia Mitras Centro, no distante de Vistahermosa en donde está una parte importante de la comunidad israelita). Me contó que llegó sin nada, pues había sido expulsado por la guerra de aquella zona del mundo. Así que sus hermanos Israelitas le dieron cobijo por unas semanas (venía con toda su familia - 3 hijos y su esposa).
Después de unas semanas de participar con la comunidad, al salir de la sinagoga el Rabino le dijo que la comunidad lo apoyaría para que pusiera un negocio y pudiera de esa manera salir adelante. Así que la comunidad le dio el dinero y le montó el negocio que él atendía. Me dijo que el dinero no se lo regalaron, que él tenía que pagarlo, pero sin intereses.
Pero lo más sorprendente de todo fue el hecho de que la comunidad judía se había comprometido con él a venir a comprar su mandado con él. De manera que de alguna forma tenía asegurado ya una buena cantidad de clientes.
A los pocos años, había progresado grandemente y ya hablaba bien el español y tenían la tienda más grande del barrio. Después de esto ya no tuve contacto con él. Cerró la tienda y supongo que se estableció en algún lugar más grande.
Desde entonces me quedé sorprendido de lo que significa la solidaridad del pueblo de Dios. Era un hermano y había que ayudarlo. ¿Para qué comprar comida en otra parte cuando nuestro hermano la vende?
Fundador y Director
Ernesto María Caro, Sac.